domingo, 23 de septiembre de 2007

La deforma constitucional

La pluma es un fiel instrumento para trasmitir
con libertad los sentimientos sinceros
Simón Bolívar.

A medida que pasa el tiempo, es más evidente que la pretendida reforma constitucional, no pasa de ser una DEFORMA constitucional. En ella, la urgencia del proponente, no está conectada con las urgencias y las necesidades del soberano. ¿Cual problema de la gente resuelve al DEFORMA constitucional? ¿Qué impide al actual gobierno, en el marco de la actual Constitución Bolivariana de Venezuela, la mejor del mundo, resolver los acuciantes problemas y las urgentes necesidades del soberano? Nada, ni nadie. Todo se reduce a la reelección eterna. Las costuras se ven de lejos.

Venezuela vive la más impresionante bonanza petrolera. Hay recursos en cantidades inimaginables. El gobierno controla todos los poderes y viene haciendo lo que le viene en gana, con reforma y sin reforma. Maneja presupuestos a discreción, dispone ingentes cantidades de dólares para impulsar la revolución allende nuestras fronteras. No hay control, porque a quien o quienes corresponde controlar, están controlados por el líder de la revolución y son simples jarrones chinos. ¿Cuál es el inconveniente? La incompetencia y la corrupción. Más nada.

Ahora bien, más allá de la DEFORMA constitucional, existe una única y evidente intención. Solucionar un pequeñito problema al líder del proceso. A él y a más nadie. La actual constitución prevé un período constitucional de 6 años con una y única reelección. Esa es la urgencia de los amos del poder, que por cierto no son las urgencias del soberano. La gente en la calle solicita que no confundan las necesidades del líder del proceso con sus necesidades. Una cosa, no tiene que ver con la otra. Una cuestión es el poder eterno y otra lo que la gente vive: Una problemática eterna.

Partiendo de esa base, no hay razón para discutir ninguna DEFORMA constitucional. Es deformante porque viola en principio de la alternabilidad y desobedece el pensamiento del Libertador. “Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es arbitro de las leyes ni del gobierno; es el defensor de la libertad” ¿Quién es hoy el arbitro de las leyes y del gobierno? ¿Para qué y por qué impone una DEFORMA constitucional a troche y moche con la única intención de eternizarse en el poder? ¿Eso le resuelve los problemas a la gente? Lo dudo.

No olvidemos, a la hora de analizar la propuesta de DEFORMA constitucional las palabras de nuestro libertador “La continuación de la autoridad en un mismo individuo, frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos” Más claro no canta un gallo y como en guerra avisada no muere soldado, ni civil avisado entrega su libertad, utilizamos la pluma como instrumento para que el que sepa leer, lea y sepa de antemano que por el camino de la DEFORMA vamos derechito al precipicio y los problemas se acrecentarán igualito.
Con la impresionante bonanza petrolera, solventado el problema de la incompetencia, el flagelo de la corrupción y aplicando la actual constitución – la mejor del mundo – es para vivir en el paraíso soñado. ¿O no?

sábado, 15 de septiembre de 2007

El alto costo de la vida

“Nada tan estúpido como vencer;
La verdadera gloria está en convencer”
Víctor Hugo (1802-1991)
Escritor francés.
La sabiduría popular siempre ha dicho que “Los precios suben por el ascensor y los sueldos por las escaleras. Una verdad de Perogrullo. En estos tiempos, de ascensores digitalizados, que se mueven a altas velocidades, los precios de la canasta básica viajan en esos modernos equipos. Basta darse una vueltecita por el mercado para constatar esta gravísima realidad que vuelve sal y agua el presupuesto familiar, hasta de la clase media baja. ¡Ay, del pobre! que depende de un sueldito, una misión, una pensión o una jubilación, vive más apretado que sardina en latas y la cosa se le pone más peliaguda y súper comprometida a los desempleados y el segmento que sobrevive en la pobreza extrema. El alto costo de la vida, sin discusión, diezma la población.
Estamos ante un gobierno rico y una población en más del 80% pobre. Una revolución que tiene tantos y abundantes recursos económicos que no mide a la hora de solucionar el problema de otros países. Regalos, condonaciones, compra de deudas, subsidios, construcción de hospitales, carreteras, escuelas, entrega de plantas eléctricas, petróleo y combustible para los pobres de los países ricos y pare de contar. Pareciera no ver la realidad del país. Ayudar a los demás pobres, no es malo per se, lo criminal es que mientras eso sucede, muchos “dueños” de esa riqueza, mueren de mengua por falta de una medicina o por desnutrición crónica. Luz para la calle y oscuridad para la casa.
Estamos ante una crisis social de dimensiones incalculables. La agenda del gobierno privilegia el proceso político. Lo social es manejado con superficialidad y no existe una política coherente y definida. Las leyes de seguridad social están relegadas y engavetadas, el desempleo causa estragos en la oferta laboral, no hay estabilidad en los empleos, no se discuten los contratos colectivos con los legítimos interlocutores, las inspectorías del trabajo viven llenas de gente angustiada por la burla de muchos empleadores y ahora para colmo de males, se está disparando la inflación a una velocidad inusitada y las medidas espasmódicas y tímidas que toman las autoridades más que frenarlas, la aceleran vertiginosamente ante la mirada atónita del venezolano.
Está grave situación social, trae consigo otros males. Hay desnutrición, inseguridad y descomposición en muchos núcleos familiares. “El que tiene hambre roba” y el que no tiene también. ¿Quién o quienes califican las necesidades que impulsan a un cristiano a robar? ¿Es la inflación un detonante para acrecentar los niveles de inseguridad? Uno no sabe, pero de que, la gente anda angustiada, preocupada y desesperada por adquirir los bienes y servicios mínimos – que para colmo también escasean o son de mala calidad – para intentar dignamente es una verdad del tamaño de la maleta de Antonini Wilson.

Hay cosas que deben ser prohibitivas para una revolución y mucho más si alardea de socialista. La corrupción y la desigualdad. Hoy, después de 9 años de gobierno revolucionario, la corrupción está generalizada, los ricos son más ricos y los pobres son más pobres y como corolario la inflación, también hace desastres en la revolución y amenaza con convertirse en su más terrorífico enemigo. No todo lo que brilla en las estadísticas oficiales es oro.Están venciendo políticamente, pero no están convenciendo al soberano de las bondades de la revolución y eso no es glorioso, más bien muy peligroso. Dense una vueltecita por los mercados y notarán la triste realidad del alto costo de la vida y verán que no es para dormir tranquilo.