jueves, 22 de enero de 2009

Los pecados de Ledezma

A los verdugos se les reconoce
siempre, tienen cara de miedo

Jean-Paúl Sartre (1905-1980)
Filósofo, dramaturgo, novelista y periodista político francés.

Ganó las elecciones limpia y abrumadoramente frente a todos los ventajismos posibles y abusos de poder. Es un líder de intachable hoja de servicio público, incansable luchador político, probada vocación de servicio y formación democrática. Ahora el régimen no lo quiere dejar gobernar. ¿Cuáles son los pecados de Ledezma? derrotó a Chávez en sus narices, latiéndole en la garganta del pueblo y en la emblemática, levantisca, retrechera y siempre heroica capital de la república. “Seguid el ejemplo que Caracas dio” es una de las tantas estrofas que da iluminación al resto del país nuestro himno patrio y en toda la geografía nacional hay una gran expectativa. Esa conducta rectilínea de Ledezma y su clamorosa victoria son dos pecados imperdonables para el autócrata, cómplices y compinches.

Una vez obtenido el triunfo, Ledezma no se envaneció, ni buscó regodearse en el poder e inmediatamente asumió su responsabilidad y llamó a todos los sectores de la sociedad civil y los poderes constituidos para adelantar una gestión de gobierno concertada, consensuada e impulsada con criterio unitario para buscarle solución a los graves problemas que atraviesa la Sultana del Ávila. Esa actitud seria, responsable, patriótica y de compromiso con los caraqueños desató la ira del Dios supremo de la mal llamada revolución que no tiene en su agenda la solución de los problemas, buscar la mejoría de la calidad de vida de los vecinos y mucho menos que esto sea posible por la acción de un líder opositor. Esa determinación para trabajar por el pueblo que lo eligió se convirtió en otro pecado imperdonable para el autócrata, cómplices y compinches.

El pueblo que no es un hatajo de imbéciles, como los pretende la mal llamada revolución, observa ambas conductas, compara y juzga. Es por ello que cuando Ledezma se presentó en un juego Caracas-Magallanes la ovación que recibió fue de tronío. El presidente Chávez eterno amante, practicante y fanático del béisbol, debería asistir a esos juegos para recibir el mismo trato y no molestarse porque el público, responsada espontáneamente ante quién o quienes considera su líder o sus líderes. Ese hecho público, notorio y que fue observado por millones de venezolanos a través de las cámaras de TV se convirtió en otro pecado cometido por Ledezma que no perdona el autócrata, cómplices y compinches.

Niegan los recursos que constitucionalmente le corresponden a la alcaldía metropolitana, hostigan y provocan violencia y la respuesta de Ledezma es obviar conflictos, buscar apoyos en la sociedad civil y continuar su trabajo creador, positivo y efectivo. “No llegue a este cargo a buscar pleitos ni cazar peleas estériles, vine a trabajar y a cumplir el compromiso con los vecinos de la gran Caracas” dijo en tono reposado, conciliador y buscando sensibilizar al gobierno nacional para trabajar en conjunto. La reacción no se hizo esperar. Fue desalojado violentamente de la sede del gobierno capitalino por las hordas armadas que responden a las líneas del presidente. Ese llamado responsable de Ledezma se convirtió en otro pecado que no perdona el autócrata, cómplices y compinches.
Pero no todo es desgracia ni tragedia. Los pecados de Ledezma son premiados por el pueblo que es la voz de Dios. En la Procesión de la virgen de la Divina Pastora al anunciar su presencia la ovación fue ensordecedora. Entre pecados y pecados que no perdonan el autócrata, cómplices y compinches, crece un liderazgo que está interpretando el sentir popular y como el verdugo tiene ojos para ver y tiene oídos para oír, esas espontáneas ovaciones de tronío y de reconocimiento masivo a un líder civil, le ponen la piel de gallina al héroe del museo militar. ¿Cara de miedo? El miedo es libre. A buen entendedor pocas palabras.

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