domingo, 5 de agosto de 2007

Las bondades de la reforma constitucional

En las democracias, las revoluciones son
casi siempre obra de los demagogos

Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.)
Filósofo Griego.
Nadie podrá decirle a la gente de a pie, que la reforma constitucional le mejorará su calidad de vida. Nadie podrá decirle que se optimizará el sistema democrático. Nadie podrá decirle que se profundizará la descentralización. Nadie podrá decirle que le concederán más poder al pueblo. En síntesis, Chávez, que asume de manera arrogante, de su puño y letra la redacción y propuestas de la reforma, sencillamente no podrá, porque lleva casi 9 años en el poder y todas esas cosas las ha podido impulsar y no ha querido, no ha podido y mucho menos realizado. El cuento se le acabó.

No hay un ápice de dudas de que reforma constitucional que trabaja el presidente, no tiene nada de participativa, protagónica y mucho menos de democrática. Todo lo hace con su entorno más íntimo, entre gallos y media noche y seguro de que no faltarán los “colaboracionistas” que salgan a hacerle el juego, entren en la discusión y “piensen” que pueden derrotarlo en un referéndum, donde el CNE ya tiene la jugada cantada. El que está picado de Macagua cuando ve bejuco debería espantarse, pero…Ustedes entienden.

Hay dos hechos que se consumarán si algún o algunos grupos de la “oposición” se prestan al juego perverso del presidente. El CNE cantará la victoria oficial y Chávez logrará su reelección vitalicia. Observemos las cosas en su justa dimensión y no nos hagamos los paisas. ¿Quién confía en el sistema electoral vigente? ¿Quién cree en el REP? ¿Quién cree en las maquinitas? ¿Quién revisó la doble cedulación? ¿Quién cree en la escrupulosidad del CNE? ¿Quién cree en la imparcialidad del Plan República? ¿Y quién trasmitirá los datos? ¿Acaso la CANTV no está en manos oficiales? Es con esas dudas que asistiríamos a “ganar” un posible referéndum en dónde al autócrata se le va la vida. De ilusiones también viven algunas almas “ingenuas”

La reforma constitucional la edulcorarán con propuestas ilusorias y esperanzadoras. Ese será el caramelo envenenado, que lanzará el Presidente a sus “opositores colaboracionistas” Al que le caiga le chupe, pero es la triste realidad. En rigor, no hay nada que discutir con relación a la reforma constitucional. Hay que obligar al gobierno y al Presidente a cumplirla al pie de la letra. La Constitución vigente, nos dijeron que duraría 500 años cuando hacían campaña para que el pueblo la aprobara en aquel referéndum, que fue signado por la abstención, pero que fue legal y que, a pesar del deslave, que dejó miles de muertos, los pocos electores que asistieron la aprobaron y el oficialismo lo celebró en grande. Prohibido olvidar.
La reforma constitucional no tiene ninguna bondad para el pueblo. La única bondad es y será, de concretarse el despropósito, para el presidente Chávez que logrará su sueño dorado de gobernar a Venezuela por el resto de sus días disfrutando de las delicias del poder y la gran riqueza que maneja a su libre albedrío. Así cualquiera es revolucionario o ¿Demagogo?

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