domingo, 6 de diciembre de 2009

Chávez: Águila no caza moscas

El poder es como un explosivo:
o se maneja con cuidado, o estalla
Enrique Tierno Galván (1918-1986)
Político, filósofo y ensayista español.

No hay dudas, águila no caza moscas, pero de repente intenta pescar incautos. Tal vez por ello, la calva, es el ave nacional del imperio. En eso coinciden Chávez y los norteamericanos: Águilas que no cazan moscas. También hay aves de rapiña más hábiles que otras. Es por ello que no es descartable que infiltren los nidos, moradas y hasta las patrias de otras. En ese sentido la gente puede pensar con toda razón, que toda la confabulación bancaria fue ideada por Bush, continuada, mejorada y perfeccionada por Obama, que ordenó a su aliado Uribe para que la ejecutara con precisión en Venezuela. Chávez y su alto gobierno son inocentes. Nos infiltró el imperio. Asunto resuelto.

Los nuevos banqueros o boliburgueses, es una creación malévola del imperio. Toda una confabulación para desprestigiar la impoluta administración de los recursos públicos por parte de la revolución. Ese señor Barruecos, nunca hizo negocios con el gobierno revolucionario. Los pollos, el atún, la harina y demás rubros alimenticios, los vendía a MERCAL el imperio que utilizaba este mafioso para penetrar la seguridad nacional. Este agente encubierto nunca tuvo contactos con el alto gobierno y mucho menos con algún familiar de Chávez. Adán siempre fue inocente, lo que pasa fue que la culebra lo tentó y mordió la manzana. Es la historia del Edén. En la revolución todos son inocentes. El imperio es el culpable.

Nadie en su sano juicio, puede ni siquiera imaginarse, que los mil millonarios depósitos en esos bancos cuyos dueños eran esos “mafiosos capitalistas” cómo lo aclara el Presidente, puedan tener conexión con el Presidente, un familiar o algún ministro. Una cosa es que los apellidos coincidencialmente concuerden con algún familiar o alto funcionario de la revolución y otra es que se hayan valido de esa condición para hacer jugosos negocios con la revolución o lograr que las colocaciones del dinero de todos los venezolanos fuesen depositados en esos barriles sin fondo. Esos depósitos los ordenó el imperio a través de Uribe. Continuaron los negocios que hacían en la cuarta república sin conocimiento de la evolución. Eso lo corregirán. Hay que recordar que por eso se rebeló Jesse Chacón Escamillo el 4F con su comandante en jefe. Mueran los corruptos.

En Venezuela no están los culpables del fraude bancario, Esos son inventos, elucubraciones y campañas mediáticas de los escuálidos utilizando los medios de la oligarquía. La revolución fue vilmente infiltrada por el plan malévolo del imperio. Bush y Osama, son los cerebros. La ejecución fue fríamente realizada por Uribe. Pretenden manchar el plumaje de las mansas palomas blancas del alto gobierno revolucionario. Eso no se puede permitir y los servicios de inteligencia militar de la revolución se encargaran de develar todo este plan del imperio y Uribe contra la banca nacional en un empeño desesperado por desestabilizar y desprestigiar la revolución. Los venezolanos no somos tan pendejos para dejarnos engañar. ¡Ordene mi comandante!

La conexión colombo-estadounidense, que infiltró a la revolución quebró la seguridad de Cicerón el informante del JVR, penetró los servicios de inteligencia de la revolución y se paseó por los pasillos de Palacio de Miraflores cómo Pedro (Torres Ciliberto) por su casa hasta que el Comandante que todo lo sabe y lo que no sabe lo inventa, se percató. Todos a la cárcel y como águila no caza mosca, la guerra continúa de águila a águila. El águila de Miraflores contra el águila calva del imperio. Perdimos una batalla, pero no la guerra. Los ahorristas que se las arreglen.

Ay, Huguito caíste por inocente sin llegar el 28D y cómo recordar es vivir hay que parafrasearte “el cura de San Juan de Dios le dijo a su monigote: por más que te tongonees siempre se te ve el bojote” Algún parecido con tú realidad es pura coincidencia porque águila no caza moscas cuando hay millardos de dólares en el tesoro nacional. El águila imperial lanzó una bomba putrefacta, que no se manejó con cuidado y, estalló en el despacho presidencial. Los efluvios nauseabundos ya llegaron al olfato del soberano. ¡Viva la robolución! Por la calidad y honestidad revolucionaria os conoceréis.

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