domingo, 10 de enero de 2010

Impresiones de la opinión pública

Hace siglos que la opinión pública
es la peor de las opiniones
Sébastien-Roch Nicolás Chamfort (1740-1794)
Escritor francés.

Horroroso: el rostro que lució la ciudad durante la temporada de navidad y año nuevo. Los grotescos muñecos resultaron una morisqueta, las plazas públicas no tuvieron ningún atractivo, las calles no fueron mejoradas y ni siquiera le fue aplicado una pinturita, los semáforos perdieron hasta los minuteros que indican el tiempo de espera de los conductores, la basura se enseñoreo y para coronar la escena, lo del grito de carnaval, resultó un fiasco. La opinión generalizada de los vecinos es que no existe gobierno local. Salimos de un sicópata, criminal y corrupto, para caer en manos de un inepto de marca mayor – ojo ambos electos con los votos chavistas – Hasta los militantes del Partido “Sumiso” de Venezuela (PSUV) que no pegan una, andan como plancha e’ chino. No os preocupéis: a la hora de pagar, aunque corrupto, violento e inepto, nadie es tramposo.

Transparencia: la que presenta en su administración Petróleos mexicanos – PEMEX – todas las licitaciones, contratos, pagos, balances financieros, estado de cuenta en los bancos, están a la vista de los ciudadanos mexicanos para su seguimiento en su página web. Petróleos de Venezuela, en esta revolución, pasó de un “gobierno dentro del gobierno”, pero que mostraba signos de eficiencia reconocidos a nivel mundial, se ha convertido en una caja roja rojita sembrada en Miraflores que no rinde cuentas. Conclusión: mientras los mexicanos evolucionan, nosotros involucionamos en una llamada revolución. ¿Será posible conocer un balance financiero de PDVSA? Es un secreto bien guardado.

Grotesco: el show que montaron ante el país los “ilustres” diputados en la instalación del nuevo año legislativo. Llegaron con las pilas cargadas y se pedían aplausos entre ellos mismos. La gente veía atónita en la pantalla, que no tocaban materias tan delicadas como la inseguridad, la crisis de los servicios públicos, el desempleo, la seguridad social, la regaladera del Presidente Chávez y el cierre de los Mall que se traduce en miles de desempleados. Andaban en otro mundo ¡Un fuerte aplauso para Cilia! ¡Un fuerte aplauso para Saúl! ¡Un fuerte aplauso para Dario! ¡Un fuerte aplauso para Albornoz! y las palmas se reventaban. Leyes para favorecer a Chávez ¿Y las que favorecen al pueblo que los eligió? No hay dudas ellos van por el sendero de felicidad y los ciudadanos por el camino del tormento. ¡Viva el servilismo! A confesión de parte relevo de pruebas.

Sindéresis: la que solicita en voz alta la sociedad democrática a todos los factores de oposición que tienen la responsabilidad de adelantar la estrategia unitaria para las elecciones parlamentarias que se celebrarán el 26 de septiembre. “tienen que unirse” “vamos a unirnos” “sino se unen se fuñen” es el grito angustioso que todos oímos en los más recónditos lugares de la geografía nacional. La unidad, entonces, es una necesidad existencial. Consenso, dónde no exista discusión y elecciones primarias en aquellos circuitos electorales que tengan varios aspirantes calificados. La unidad tiene y debe hacerse por abajo. Los que no se pongan de acuerdo, tienen que someterse a la voluntad popular para que el pueblo los ponga de acuerdo. A buen entendedor pocas palabras.

Inseguridad: en la materia que asegura el Presidente Chávez “tiene el toro agarrado por los cachos”. Con el acrecentamiento de la inseguridad, el robo, los atracos, la violencia y los asesinatos a manos del hampa desbordada, la gente en la calle tiene la impresión de que, el animal que agarró fue un burro por las orejas. La delincuencia, que debe ser combatida y atacada desde sus profundas raíces sociales y una bien orientada política preventiva y represiva, derrotó al comandante. La opinión pública, con relación a la lucha contra la inseguridad que adelanta Chávez, tiene la peor de las opiniones. El 26 de septiembre, por más que manipulen los circuitos, la gente cobrará con creces en las urnas electorales y… a llorar al valle.

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