domingo, 9 de mayo de 2010

El Bolívar Fuerte

La pobreza no es socialismo. Ser rico es glorioso
Deng Xiaoping (1904-1997)
Político chino

Cuando el gobierno nacional tomó la decisión para la reconversión de la moneda, la propaganda oficial, no ofertó y aseguró que contaríamos con “Un bolívar fuerte en una economía fuerte. Como dijo el filósofo de Rubio. “Ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario” nuestro signo monetario se deterioró y devaluó vertiginosamente y nuestra economía, no puede ser más endeble. Más del 80% de los alimentos que consumimos viene del exterior. La cacareada soberanía alimentaria, también resultó ruido de ala. La economía va en caída libre.

La realidad es inocultable y los hechos son tercos. Basta acercarse a un mercado, una bodega, un abasto, una carnicería, una farmacia, una librería, una tienda, una zapatería, una venta de cosméticos, preguntar por el costo del transporte, una vivienda, un alquiler, el valor de los diarios y hasta un Kino, para percatarse que nuestra moneda nacional, no vale nada de nada. Pronto, muy pronto, para volver a maquillar el fracaso en materia monetaria, tendrán que quitarle de nuevo 3 ceros más a la moneda. Una escalada peligrosa que conduce inexorablemente a una hiperinflación. Es la triste realidad.

El Presidente Chávez, intentó convencer a la población y buena parte de este continente que el dólar era una moneda frágil. “Hay que cambiar nuestras reservas internacionales al Euro y reemplazar también como signo monetario referencial en la venta del petróleo al dólar. Estamos ante una debacle de la moneda del imperio y hay que buscar una moneda alterna”, repitió con insistencia. Con la tragedia griega el Euro se tambalea peligrosamente y con el socialismo del siglo XXI, el bolívar se evapora y el dólar se fortalece. ¿Lógica económica? Una muestra es que el dólar permuta ya bordea los dos dígitos comprados al cambio de nuestro débil bolívar fuerte y el consuelo del comandante-presidente es admitir que no puede con la inflación y el dólar permuta. A confesión de parte relevo de pruebas.

Las confiscaciones, las expropiaciones y los asaltos revolucionarios a la propiedad privada, fincas productivas y empresas en pleno proceso productivo, han convertido nuestro territorio en un cementerio de industrias, fincas abandonadas y un terreno fértil para que florezca la única industria eficiente: la del desempleo y la pobreza. Los capitales extranjeros huyen despavoridos de Venezuela y los inversionistas nacionales están como el aporreado de centella. Los nubarrones los espantan. Hasta las empresas básicas de Guayana, andan de capa caída y las que medio funcionan, no producen ni para autogestionarse. Once años de involución y fracaso.

No descubrimos el agua tibia, ni mucho menos estamos develando algún secreto. No tenemos un bolívar fuerte y menos una economía fuerte. Existe un llamado socialismo del siglo XXI, que se ha convertido en una fábrica de pobres, la cual avanza a paso de vencedores. Los resultados están a la vista.

La escasez, la especulación, la improductividad son el resultado de una política económica errática. Lo único que poseemos en una economía de puertos y una deficiente y corrupta red de distribución de lo que importamos, que contribuye a que los anaqueles, hasta de Mercal y PEDEVAL, estén siempre vacíos de los rubros más necesarios de la dieta diaria. Las grandes redes de supermercados ni hablar, no consiguen el dólar a 2.15, menos el de 4.30 y el dólar permuta está tan alto que hace imposible importar para vender a los precios regulados por el gobierno. Una desgracia total. El bolívar fuerte, está como hueso de sardina y la economía bordea el colapso. Estamos mal y vamos peor.

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